Anemia Infecciosa Equina
Nicole Guevara; Ronny Vargas; Ignacio Castillo
¿Qué es AIE?
La Anemia Infecciosa Equina (AIE, en inglés Equine Infectious Anemia EIA), también llamada fiebre de los pantanos o enfermedad de Coggins, es una enfermedad viral que afecta a los équidos en todo el mundo; se caracteriza por signos clínicos agudos y/o crónicos recurrentes, que pueden incluir fiebre, anemia, edema y caquexia en algunos animales. Varios caballos presentan signos leves en una primera exposición y son portadores subclínicos del virus. Es probable que los propietarios no se percaten de la infección de sus animales, a menos que se realicen pruebas serológicas. Todos los caballos infectados, incluidos los asintomáticos, se convierten en portadores y son fuente de infección durante toda su vida. Los animales infectados deben ser sacrificados o deben permanecer aislados permanentemente de los otros équidos para evitar la transmisión. El agente causal, pertenece al género Lentivirus, de la familia Retroviridae, subfamilia Orthoretrovirinae (Morales et al, 2015).
Recuento histórico
El virus de la Anemia Infecciosa Equina fue identificado por primera vez en Francia en 1843, y en un principio fue diagnosticado en los Estados Unidos en 1888. Su prevalencia en USA comenzó a subir en el 1930 y alcanzó su pico destructivo en los Estados Unidos entre los años ‘60 y ’70. El virus tiene una distribución mundial dado que se diagnostica en las Américas, África, Asia, Europa y Australia. En Europa, en los últimos años los focos de Anemia Infecciosa Equina se han dado principalmente en Rumanía. Esta enfermedad parece estar ausente sólo en pocos países, tales como Islandia y Japón (Iowa State University, 2009).
Especies afectadas
Se informó que el Anemia Infecciosa Equina infecta a todos los miembros de la familia Equidae; los casos clínicos se presentan en los caballos y ponis (Equus caballus) y han sido reportados en mulas. Algunas cepas virales adaptadas a los caballos se replican en niveles bajos sin presentar signos clínicos en los burros (E. asinus); sin embargo, evidencias no publicadas, sugieren que las cepas aisladas y de pasajes seriados en burros, pueden ser patogénicas para esta especie (Iowa State University, 2009).
Transmisión
El VAIE se transmite por medio de insectos picadores, convirtiéndose en vectores. En los caballos, este virus permanece en los leucocitos sanguíneos durante toda la vida, y también está presente en el plasma durante los episodios febriles. Los caballos sintomáticos son más propensos a transmitir la enfermedad que aquellos con infección no visible. Aunque otros insectos, incluidas las moscas de los establos (Stomoxys calcitrans) pueden transmitir el VAIE, los vectores más efectivos son las moscas picadoras de la familia Tabanidae, especialmente las moscas de los caballos (Tabanus spp. y Hybomitra spp.) y las moscas de los ciervos (Chrysops spp.) (Morales et al, 2015).
El virus también puede transmitirse por transfusiones de sangre o mediante agujas, instrumentos quirúrgicos y flotadores dentales contaminados o infectados. Además, puede transmitirse de una yegua a su potrillo en el útero y otras vías menores de transmisión también son posibles. El VAIE no parece excretarse por saliva u orina, sin embargo, se puede encontrar en la leche y el semen, los caballos pueden infectarse mediante la inoculación de estas secreciones en forma subcutánea. Se ha informado que es posible la transmisión a través de la leche en algunos potrillos lactantes (Iowa State University, 2009).
Signos clínicos
Los signos clínicos de la forma aguda de la AIE generalmente son inespecíficos. En algunos casos, como en caballos, el único signo es la fiebre que a veces va acompañada de inapetencia transitoria. En los casos leves, la fiebre puede durar menos de 24 horas. Los caballos más severamente afectados pueden debilitarse, deprimirse y permanecer inapetentes, con signos adicionales tales como ictericia, taquipnea, taquicardia, edema con fóvea ventral, trombocitopenia, petequias en las membranas mucosas, epistaxis o heces sanguinolentas. Así mismo, puede producir anemia, aunque es más probable que sea grave en los animales crónicamente afectados (González, 2011). En ocasiones, los caballos se enferman gravemente y pueden morir durante la fase aguda. Después de la enfermedad inicial, la mayoría de los caballos se pueden convertir en portadores asintomáticos; sin embargo, algunos animales desarrollan signos clínicos recurrentes que varían desde enfermedad leve y falla en el crecimiento a fiebre, depresión, hemorragias petequiales en las membranas mucosas, pérdida de peso, anemia y edema dependiente. Las infecciones inaparentes pueden convertirse en sintomáticas cuando ocurren otras enfermedades simultáneamente, estrés severo o trabajo intenso. Es posible que ocurra la muerte durante estos episodios febriles. En caballos con infección crónica, se han informado casos de lesiones oftálmicas, caracterizadas por despigmentación con vasos coroidales prominentes. Es menos probable que los burros y las mulas desarrollen signos clínicos. Las mulas pueden infectarse asintomáticamente, pero se han informado casos con signos típicos de AIE en algunos animales infectados en forma natural o experimental (Iowa State University, 2009).
Diagnóstico
La AIE debe estar entre las diferenciales, en casos particulares de caballos que presentan pérdida de peso, edema y fiebre intermitente. También se debe considerar cuando varios caballos padecen fiebre, anemia, edema, debilidad progresiva o pérdida de peso, especialmente cuando se han incorporado nuevos animales a la manada o ha muerto un integrante de esta (Morales et al, 2015).
El diagnóstico diferencial incluye otras enfermedades febriles, como la arteritis viral equina, púrpura hemorrágica, leptospirosis, babesiosis, estrongiloidosis o fasciolosis grave, intoxicación con fenotiazina, anemia hemolítica autoinmune y otras enfermedades que causan fiebre, edema y/o anemia (Iowa State University, 2009).
Generalmente la AIE se confirma mediante pruebas de serología. Cuando el animal se infecta, se convierte en portador de por vida. Las 2 pruebas serológicas comúnmente utilizadas son la prueba de inmunodifusión en gel de agar (AGID o Coggins) y los ensayos por inmunoabsorción ligados a enzimas (ELISA) (Morales et al, 2015).
Las pruebas de transcriptasa reversa de reacción en cadena de la polimerasa (RT-PCR) también pueden utilizarse para detectar la infección en los caballos. Estas pruebas son importantes para determinar el estado de la infección de los potrillos nacidos de yeguas infectadas, ya que los animales jóvenes pueden presentar anticuerpos maternos hasta los 6-8 meses de edad. Las pruebas de PCR también se pueden utilizar para complementar o confirmar las pruebas serológicas, en particular, cuando existen resultados dudosos, o cuando se sospecha de la existencia de una infección, pero la serología da un resultado negativo o equivocado (González, 2011).
Prevención y control
La AIE constituye una enfermedad latente y un desafío constante para los veterinarios dedicados a la actividad hípica. Pruebas precisas permiten identificar y eliminar los reactores positivos de rebaños y efectivamente bloquear la propagación de la AIE en las poblaciones analizadas. La AIE debe notificarse ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), cumpliendo con los requisitos para la notificación de la enfermedad a las naciones miembro de la OIE, así como los veterinarios deben seguir las pautas nacionales y/o locales para la notificación y las pruebas de diagnóstico correspondientes. Muchos países tienen programas de control que requieren que los equinos sean evaluados para la AIE. El movimiento internacional de équidos y el comercio de esperma son los factores más importantes responsables de la difusión de diversos patógenos equinos (Iowa State University, 2009). Esta patología, adquiere importancia no sólo en relación con las grandes pérdidas económicas que les ocasiona a los productores, ya que los equinos infectados se convierten en portadores de por vida, y deben permanecer aislados de otros animales susceptibles o ser sacrificados, sino también por las limitaciones a las exportaciones, el comercio caballar y las actividades ecuestres. Se sabe también que la variabilidad antigénica del Virus de la AIE es un serio problema que limita el control de la AIE; y además no existe vacuna disponible para la AIE (Morales et al, 2015).
Consideraciones y procedimientos en cuanto al diagnóstico, dictados por SENASA en CR.
No se tiene claro el momento exacto del ingreso de esta enfermedad en el país, sin embargo, fue para 1999 cuando se declaró de combate particular obligatorio la anemia infecciosa equina, así como enfermedad de denuncia obligatoria para los veterinarios, o cualquiera que por una u otra razón conozca del caso. Por otra parte, el MAG declaró como oficiales para diagnosticar el caso las pruebas de inmunodifusión en Agar Gel (test de Coggins), y ELISA como prueba alternativa o complementaria. Además, para la movilización de animales, o participación en ferias u otros eventos, será necesaria una prueba diagnóstica que resulte negativa, tomada de muestras de sangre con un máximo de 90 días antes del evento (SENASA, 2019)
A la hora de confirmar un animal enfermo el médico veterinario deberá dictar las medidas necesarias para evitar la transmisión, además se dan una serie de pasos a seguir:
Los animales confirmados positivos mediante la prueba respectiva serán marcados con una “S” de sacrificio en los maseteros del animal, esto deberá realizarlos el técnico que tomó la muestra y es quien conoce al animal, esto dentro de los 3 días hábiles posteriores a la confirmación.
El animal positivo solamente se podrá trasladar a un matadero, con el menor número de interrupciones posibles y sin bajar nunca del camión durante el transporte.
El regente del matadero deberá informar a la dirección general de salud animal del sacrificio de un animal marcado con la “S” de sacrificio.
Toda persona deberá permitir la entrada del personal del servicio veterinario oficial, para que realicen las debidas prácticas y controles con el fin de evitar la propagación.
Queda terminantemente prohibido el uso de animales en ferias, competencias o cualquier otra actividad, sin el debido comprobante que lo acredite como libre de anemia infecciosa equina, de igual manera estos animales no podrán ser asegurados ni utilizados como garantía en ningún sistema bancario.
Fuentes consultadas
González, F. 2011. Anemia Infecciosa Equina (AIE): presentación de un cuadro clínico. REDVET. Revista Electrónica de Veterinaria, vol. 12, núm. 10, pp. 1-12. Disponible en https://www.redalyc.org/pdf/636/63621921008.pdf
Iowa State University. 2009. Anemia Infecciosa Equina. Consultado 4 abril 2023. Disponible en https://www.cfsph.iastate.edu/Factsheets/es/anemia_infecciosa_equina.pdf
Morales, A; Méndez, A; Morales, M. 2015. Anemia Infecciosa Equina. Una Revisión. Universidad de Córdoba 46(1-2):64-74. Disponible en http://ve.scielo.org/pdf/inhrr/v46n1-2/art08.pdf
Servicio Nacional de Salud Animal. 2019. Resolución SENASA-DG R-0013-2019. Consultado 15 Julio 2023. Disponible en https://www.senasa.go.cr/informacion/centro-de-informacion/informacion/legislacion-y-normativa/resoluciones/3182-senasa-dg-r-0013-2019